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Cirugías para adelgazar. Beneficios, riesgos y secuelas

La obesidad conlleva una gran cantidad de riesgos para la salud y es la enfermedad más prevalente en España. Enfermedades asociadas como la diabetes, el colesterol y la hipertensión, pueden derivar en graves problemas cardíacos, y estos son sólo algunos de los peligros de la obesidad. Complicaciones en el funcionamiento del hígado, cálculos en el riñón, incluso algunas tipologías de cáncer también pueden derivarse de ella, como el cáncer de tiroides, de estómago o el colorrectal. Existe evidencia científica sobre una docena de cánceres que se pueden asociar con la obesidad. Pero también gran parte de los dolores articulares y óseos responden a la sobrecarga de peso en huesos y articulaciones.

Ante la enorme dificultad que presentan muchas personas para reducir su peso, incluso siendo acompañadas por un especialista en endocrinología y nutrición, existen otras alternativas como la cirugía bariátrica (la relativa al peso corporal). Se designan con este nombre los diferentes procedimientos quirúrgicos que se utilizan para tratar la obesidad y, con ellos, reducimos el riesgo de sufrir numerosos problemas relacionados con la salud.

En la cirugía bariátrica se procede por vía laparoscópica, es decir, una cirugía mínimamente invasiva en la que una cámara diminuta se introduce en el abdomen para guiar la intervención en un procedimiento básicamente interno. De este modo, se pueden realizar diferentes técnicas como la gastrectomía vertical o el bypass gástrico. En la primera opción, se procede a reducir el tamaño del estómago, de forma que su menor capacidad requiera una menor ingesta de alimentos para saciarse. En el bypass gástrico, también se utiliza la técnica laparoscópica, y en este caso, se modifica anatómicamente el sistema digestivo reduciendo el estómago y conectándolo directamente a un punto del intestino delgado, acortando así un tramo del recorrido de los alimentos. Se disminuye así la absorción de calorías y nutrientes, además de saciar más rápido al paciente.

La cirugía bariátrica se recomienda solo a personas con obesidad mórbida, es decir, cuyo índice de masa corporal (IMC) supera los 40 kg/m2, o bien los 35 kilos en los casos en que hay otras patologías asociadas a la propia obesidad.

Para grados algo más leves de obesidad, se utilizan otras técnicas sin cirugía. Este grupo de técnicas son las endoscópicas. Una de ellas es el balón intragástrico, que se introduce en el estómago mediante endoscopia. El balón es un globo de silicona con una duración determinada (3-12 meses), que se llena de suero fisiológico (500-600 ml). Ocupando de este modo la cavidad estomacal, se consigue una sensación de saciedad precoz, que lleva a reducir la ingesta de alimentos de forma notable.

Los beneficios para la salud que aportan todas estas intervenciones llevan a un aumento de la esperanza de vida, al reducir los riesgos de padecer enfermedades cardíacas y del sistema digestivo, entre otras. El paciente, además, a los pocos días de su realización ya percibe una mayor agilidad, mejor estado de ánimo, calidad del sueño y de vida.

Son intervenciones cuya tipología y momento elegirá el especialista, según el peso y las condiciones de salud de cada paciente. Todas ellas conllevan un mínimo riesgo que variará en función de la técnica y el estado clínico del paciente. También se han dado casos –aunque más excepcionales- en los que, tras la intervención, no se alcanza el adelgazamiento que se esperaba o se han producido complicaciones a largo plazo, como desnutrición, vómitos o diarreas. Por eso, es muy importante adherirse desde el principio al tratamiento multidisciplinar (cirujano, dietista-nutricionista, endocrino, etc.). Pero el aumento de la autoestima, la calidad y esperanza de vida pesan mucho más en la balanza de quienes pasan por estas operaciones.

Para prevenir y minimizar los riesgos es esencial seguir los consejos del especialista, tanto antes de las intervenciones como después. El paciente necesita una preparación a nivel alimentario antes del procedimiento y una progresión, dividida en diferentes fases, después de la intervención. En todo momento estará acompañado por un profesional especializado que le guiará y adaptará la pauta a sus necesidades. En el post operatorio también se irán incorporando progresivamente pautas de hábitos saludables, como el ejercicio físico y el aprendizaje y correcta selección de alimentos determinados para acompañar una recuperación y progreso en la pérdida de peso y unas digestiones correctas.

El especialista también podrá prescribir suplementos de hierro, calcio, vitaminas y minerales en intensidad, tiempo y cantidades apropiados para cada paciente.

En líneas generales, la flacidez de la piel en brazos, muslos, mamas, barriga y también en el cuello y la cara son secuelas que conlleva la reducción de peso cuando se interviene en casos de obesidad. Para ellas, se puede optar por ejercicios de fuerza adecuados para fortalecer musculación y tejidos, tratamientos de medicina estética o recurrir a la cirugía estética para disminuirlos.

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